Querido Don Honorato:
En medio del inmenso dolor que sentimos, queremos darle las gracias.
Gracias por haber dedicado toda una vida, junto a su mujer Doña Angelita, a dirigir con ilusión, esfuerzo y cariño el colegio que fundó su tío y que ha sido una gran familia para tantas y tantas generaciones de alumnos y profesores. Gracias por habernos transmitido la pasión por el arte y por el conocimiento y por ayudarnos a recordar, día tras día, la fortuna de poder enseñar y aprender juntos.
Gracias por enseñarnos que lo más importante en esta vida es ser una buena persona porque usted ha sido un ejemplo de bondad, de sentido del humor, de firmeza y de saber estar. Ha sido un amigo leal, un hijo modélico, un abuelo amoroso, un padre admirable y un marido ejemplar. Gracias por todo ello, Don Honorato. Que tenga un feliz reencuentro con sus padres, su tío y tantos seres queridos que ya no están entre nosotros. Descanse en paz.
